Ansiedad y Estrés

“ El estrés no es otra cosa que una forma socialmente aceptable de enfermedad mental”

Richard Carlson

Poca gente puede afirmar que vive relajada en su día a día. La vida cotidiana puede ser tan estresante que muchos llegan a enfermar a causa de la tensión acumulada en el cuerpo y mente.

Muchos son los trastornos de ansiedad diagnosticados: Crisis de angustia, Agorafobia, fobias específicas, fobia social,  trastornos obsesivos-compulsivos, trastornos de estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad generalizada son los que a día de hoy pueden consultar y pedir apoyo psicológico debido a una vida llena de estrés y de cambios sociales y personales constantes.

Para mitigarlo, la respiración es esencial para volver a la calma.  Aprender a respirar de forma profunda y serena facilita nuestra relajación y nos retorna a una experiencia vital de paz y tranquilidad.

Cuando nos relajamos, nuestro organismo sufre cambios visibles clínicamente. Los más significativos son los que se manifiestan en el sistema nervioso autónomo, la rama simpática controla el ritmo cardíaco, la digestión, la respiración, la presión arterial y la tensión muscular funcionan mas despacio y sin alteraciones si estamos relajados y la rama parasimpática que se ocupa del consumo de oxígeno funciona con mayor rapidez.

Durante la relajación, nuestro cuerpo aumenta la producción de la serotonina encargada de la alegría y tranquilidad.

Cuando nos estresamos o nos sentimos amenazados ante una situación complicada tendemos a respirar mal. El control de la respiración nos permite encontrar la salida a cualquier problema, además de relajar el cuerpo, centra y aclara la mente y nos ayuda a ver posibilidades y alternativas.

Para desactivar el estrés, necesitamos recuperar el control de nuestro cuerpo, canalizar las emociones y la mente a través de una respiración lenta y profunda.

Observa tu respiración, cómo entra el aliento de vida en ti y cómo sale. Es necesario tomar aire por la nariz y soltar el aire por la boca, después debe convertirse en algo natural, relajado, sencillo, silencioso y completamente nasal.

Normalmente no respiramos con toda la capacidad. La respiración correcta no sólo nos enseña a respirar, sino que también cambia nuestra actitud postural, relaja nuestra forma de ver el mundo, calma nuestra mente, nos ayuda a descansar y aumenta nuestra energía.

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Zen 305: Ferran Martínez: » Coaching de altura para superar las pequeñas adversidades cotidianas»

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