Narciso era un hermoso joven que despreciaba el amor. Existen varias leyendas según los autores. La versión más conocida es la de Ovidio en las Metamorfosis. En ella, Narciso es hijo del río Céfiso y de la ninfa Liríope.
Al nacer, sus padres consultaron al adivino Tiresias quien predijo que “viviría hasta viejo si no se contemplaba a sí mismo”. Llegado a la edad viril, Narciso fue objeto de la pasión de numerosas doncellas y ninfas, pero siempre permanecía insensible.
Finalmente, la ninfa Eco se enamoró de él, pero fue despreciada. Desesperada, se retiró a un lugar solitario, donde adelgazó tanto, que de ella sólo quedó una voz lastimera. Las doncellas despreciadas por Narciso piden venganza al cielo y la diosa Némesis decide castigarlo.
Hace que, en un día muy caluroso, después de una cacería, Narciso se incline sobre una fuente para calmar la sed. Ve allí la imagen de su rostro, tan bello, que se enamora de él en el acto.
Este delirio le acompañó hasta los Infiernos, donde se mira aún en las aguas del Estigio. En el lugar de su muerte brotó una flor, a la que se dio su nombre, el narciso, que simboliza la muerte prematura.
Estaba enamorado de él un joven llamado Aminias, pero él no le correspondía, lo rechazaba constantemente y acabó enviándole una espada como presente. Aminias, obediente, se suicidó con el arma ante la puerta de Narciso; pero al morir pidió la maldición de los dioses contra su cruel amado “que nunca pueda poseer el objeto de su amor”.
La mitología sobre todo la de Grecia y Roma, engloba las mejores historias o leyendas de nuestra cultura occidental. Los mitos son relatos fascinantes de aventuras de amor o trágicas, pero siempre con una rica carga simbólica que se presta a múltiples interpretaciones.
Remontándonos al origen del mito de Narciso podríamos pensar en una antigua superstición griega, según la cual, mirar el propio reflejo podía acarrear terribles consecuencias
El narciso es flor de muerte, subterránea, en la mitología. Plutarco cita sus propiedades narcóticas que seducen y fascinan pudiendo conllevar la muerte.
Narciso encarna, el atrapamiento sin salida, el ensimismamiento. Nos constituimos como nosotros mismos por los otros. El ser humano, es relación. Sin los otros, no hay auténtica vida. El amor nos salva y cuando nos atrapa, ya no queremos salir de él.
En la práctica clínica la frialdad emocional, es el trastorno básico que distingue a la personalidad narcisista.
Lo que dice Kernberg es que el narcisista queda atrapado en su imagen. En realidad, no puede distinguir ente la imagen de quien imagina que es y la imagen de quien es en realidad. Las dos visiones se funden en una sola.
“El narcisista se convierte él mismo en su propio mundo y a su vez cree que el mundo entero es él” (Rubin)
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