La sexualidad en la tercera edad

El deseo sexual continúa en la tercera edad. Aspectos físicos y también, entornos y contextos sociales no favorables, pueden hacer que esta situación empeore, aunque sin embargo, existe actividad sexual en edades avanzadas, que no tienen que estar necesariamente relacionadas con el coito. La Organización Mundial de la Salud habla de la salud sexual como un derecho básico y califica a la disfunción eréctil como una enfermedad que empeora la calidad de vida.

La ausencia de líbido y de erección son algunos de los problemas que pueden aparecer en la tercera edad. Este último trae asociado un desánimo generalizado en el paciente. En el caso del primero, suele suceder en mujeres que experimentan un temor cada vez más grande a no resultar atractivas y asumen como propia esa responsabilidad, con todo lo que ello implica a nivel psicológico.

Envejecer, como hecho aislado y por sí solo, no implica que la actividad sexual deba terminar, lo que ocurre habitualmente es que problemas físicos, médicos, sociales y psicológicos influyen en la sexualidad de los mayores, en su expresión, aceptación y disfrute. Porque durante toda la vida las personas sienten, desean y tienen presente el sexo.

Con una buena salud y con un compañero de vida con quien poder disfrutar de instantes íntimos, durante la tercera edad es posible sentir deseo, pasión y hacer el amor.

Relaciones satisfactorias en la tercera edad

No obstante, el cuerpo experimenta diferentes cambios conforme los años avanzan, tanto en hombres como en mujeres. Pero, del mismo modo, son cambios que aparecen cuando estas personas, generalmente tienen asentada su trayectoria personal, afectiva y social. Cuentan además, con la experiencia que atesora toda una vida a sus espaldas y, en consecuencia, consiguen adaptarse mejor a esta transformación física que es inevitable. Sabiendo sacarle el máximo partido y disfrutando satisfactoriamente de su sexualidad y sus relaciones.

Durante esta etapa vital el sexo se debe afrontar aceptando y comprendiendo estos cambios físicos que llegan con el paso de los años, integrándolos en la actividad sexual de la pareja con una actitud positiva y dedicando tiempo a las caricias y la estimulación. Dialogando y compartiendo lo que pasa y lo que se siente en cada momento.

La sociedad parece ignorar y, en ocasiones, incluso rechazar que los mayores puedan tener una vida sexual. Habría que eliminar ese tabú y comprender que quieren incorporar su sexualidad entre sus necesidades vitales. Y es que los mayores, en muchos casos, aceptan y se resignan a este rechazo al sexo, incluso llegando a esconder sus deseos y sensaciones conforme van cumpliendo años.

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