Ser madre: una faceta de ser mujer

La madre es una de las facetas del ser mujer. Primero, niña, le da su sexo; al mismo tiempo, la hija de una madre y un padre; a veces, hermana de un niño y/o de una niña. Relacionándose en distintos contextos con otras mujeres y otros hombres que van moldeando su forma de ser niña. El paso de niña a mujer lo da la menarquía y la sexualidad.

Ser madre sana implica la plenitud de ser mujer. Figuradamente es sentirse como un manantial: la mujer se siente con ganas de dar abundancia que siente y tiene, en una actitud de no pedirle nada egoico al niño/a sino de darle lo que realmente va a favorecer el desarrollo adecuado y pleno de su ser.

Algunas anomalías de la maternidad sana son:

  1. insuficiente madurez, la cual implica un estado de no plenitud. Miedo a lo desconocido, a sus capacidades.
  2. confluencia de la madre con el bebe. Si la mujer presenta carencias afectivas, va a proyectar en el bebé sus deseos, exigiéndole inconscientemente que colme sus necesidades. Como por ejemplo:
  • Si las relaciones con su pareja la dejan insatisfecha, inconscientemente puede exigir que su hijo/a se transforme en su pareja ideal, aprisionándole en ese rol.
  • Si no tuvo el apoyo y la fuerza suficientes para hacer en su vida lo que quería y se siente frusrada, podrá exigir a su hijo/a que cumpla los deseos y anhelos que ella no realizo.

Una madre sana es aquella que le dice a su hijo/a entre otras cosas:

  • Me alegro de que seas como eres.
  • Te apoyo en tus inclinaciones naturales.
  • Cuando me necesitas estoy.
  • Te apoyo en tus iniciativas para que descubras por tu mismo la vida.

El amor de una madre hacia su hijo empieza desde el mismo instante en que desea quedarse embarazada.

La madre cuida a su hijo/a en cuatro niveles: corporal, emocional, intelectual y espiritual.

Durante la infancia le enseña a quererse, cuidarse, mimarse, respetarse, escucharse, conocerse. También en la adolescencia y en la primera juventud. Enseñanándole a entender su cuerpo.

En el bebé es importante el baño, la alimentación, el cuidado de los cinco sentidos.

En el niño/a, la valoración, el cuidado, la limpieza y la protección de su cuerpo.

En el adolescente la valoración y el cuidado de los cambios físicos que se van produciendo, el cultivo de su belleza y apreciar las iniciativas en el nuevo look que ensaya periódicamente, a menara de buscar estar bien en su piel.

En la juventud respetar las tendencias naturales que van surgiendo.

 

madre

 Revista de terapia Gestalt.

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