La zona de confort es un estado psicológico en el que nos sentimos cómodos, sin miedo o inseguridades que puedan afectar a nuestro estado mental. Esta etapa se caracteriza por la tranquilidad y el seguimiento de una rutina diaria en la que no se intenta abarcar cosas nuevas ni cambiar ningún hábito.
Mantenerse en la zona de confort consiste en seguir los mismos patrones de forma continuada, sin cambiar nada, con el fin de no experimentar ansiedad por afrontar nuevos retos. Para ello, recurrimos a una serie de hábitos que nos permiten construir ese espacio en el que ya sabemos qué debemos esperar porque lo conocemos perfectamente.
¿Es positivo mantenerse siempre en la zona de confort?
La zona de confort nos crea esa sensación de protección ante situaciones que consideramos difíciles o estresantes. Refugiarnos en nuestra zona de confort es una estrategia adaptativa que nos hace sentir fuertes ante las adversidades. En muchas ocasiones, los seres humanos buscamos la tranquilidad que aporta el saber qué va a pasar, en tener todo bajo control. A pesar de esto, por muy cómoda que resulte la zona de confort, no quiere decir que debamos estancarnos en ella de forma permanente ya que presenta algunas desventajas:
- No arriesgamos. Al mantenernos siempre en la misma rutina sin probar opciones nuevas no arriesgamos y, por lo tanto, estamos impidiendo nuestro desarrollo y crecimiento
- Miedo a asumir retos nuevos. Si siempre realizamos acciones dentro de nuestra zona de confort, en el momento en el que se nos ofrece salir de ella, creemos que somos incapaces de hacerlo. Eso no solo afecta a la pérdida de experiencias nuevas sino que mina la confianza en nosotros mismos.
- Pérdida de oportunidades por miedo al fracaso. El fracaso es un sentimiento muy amargo que está provocado por la falta de confianza en uno mismo y el miedo a errar.
Beneficios de salir de la zona de confort
No es posible pensar que llegaremos al lugar que deseamos si mantenemos ese miedo al cambio. Por eso, en muchas ocasiones debemos darnos un empujón y animarnos a salir de la zona de confort.
Este paso puede dar vértigo, pero es necesario hacerlo en algún momento de nuestras vidas para no llegar al estancamiento personal. En el momento en el que logras salir, alcanzas una etapa de aprendizaje en la que experimentas, observas y conoces cosas nuevas. Ganarás autoconfianza, aumentarás tu creatividad, mejorarán tus relaciones sociales, volverá la sensación emocionante de descubrir cosas nuevas y aprenderás a lidiar con las dificultades.
Aunque salir de la zona de confort mejorará muchos aspectos de tu vida, no es recomendable mantenerse siempre fuera de esta. El ser humano, en ocasiones, necesita sentirse seguro y cómodo, volver a realizar actividades que le hacen feliz, hábitos cotidianos que sabe que funcionan y mantenerse al margen de experiencias nuevas para poder encontrarse de nuevo. Nosotros podemos ayudarte a encontrar un balance en la zona de confort. No dudes en contactar con nosotras, ¡estaremos encantadas de atenderte!