El vínculo en psicoterapia
“Para sufrir menos, podemos tomar un antidepresivo que aumente la secreción de las monoaminas o encontrar a alguien que, por su relación y su talento, pueda modificarnos las maneras de ver y sentir”. Cyrulnik ( 18,p.99)
Vamos a tratar de exponer algunas ideas para poder explicar lo importante que es el vínculo entre terapeuta y paciente para predecir un pronóstico favorable en el tratamiento psicoterapéutico.
La psicoterapia es un proceso entre dos personas destinado a promover el cambio de sentimientos, pensamientos, actitudes y comportamientos que han resultado problemáticos para la persona que busca ayuda de un profesional.
En esta relación hay una persona que cura y una persona que sufre y busca alivio en la persona que cura.
La influencia curativa desde la Psicoterapia Gestalt se establece principalmente por medio de palabras con las que el terapeuta tratará de modificar la manera de sentir y de pensar del paciente. Por lo tanto, será el paciente el que se dé cuenta a través del reconocimiento de sus emociones y sentimientos, de la manera en que cambiar su propia actitud frente al mundo y poder disfrutar de una vida más plena y satisfactoria.
No se trata de que el terapeuta aporte soluciones al paciente sobre cómo tiene que vivir su vida, sino que, junto con la ayuda del terapeuta, él mismo encuentre sus propias soluciones a los problemas y clarifique sus dudas y temores.
“Cuando la narración vuelve a dar coherencia al mundo alterado, cuando la relación instaura un vínculo que inspira seguridad, se restablece el buen funcionamiento de las sinapsis. La biología encuentra una explicación del efecto mágico de las palabras”. Cyrulnik ( 18, p.123)
Relación entre terapeuta y paciente: elemento distintivo de cada psicoterapia
La historia personal y la propia historia clínica constituyen un relato y una narrativa individual, que el terapeuta trata de desvelar, dándole al paciente la posibilidad de considerar su trayectoria vital y la posibilidad de ser el auténtico autor y director de su destino, a la luz de sus deseos e intereses conscientes e inconscientes. Y todo ello, inmerso en la relación establecida entre el terapeuta y el paciente, constituyendo una nueva oportunidad para el cambio y el bienestar psicológico.
Esta relación es diferente de otras relaciones en la vida del paciente, ya que se trata de una relación profesional, donde el terapeuta se interesa genuinamente por el paciente, pero no forma parte de sus relaciones interpersonales de su día a día.
El paciente acude a la consulta del psicólogo con una demanda o motivo de consulta, se centra en sus necesidades y le retribuye al terapeuta por su trabajo, siendo esto importante porque no debe suponer una actitud sacrificada y altruista por parte del terapeuta, ya que podría generar un sentimiento de deuda inapropiado.
Encuadre de la terapia
El encuadre también es fundamental para el desarrollo del tratamiento psicológico y se refiere al “conjunto de reglas fijadas por el terapeuta para hacer viable la psicoterapia”, que incluye los honorarios, la duración y la frecuencia de las sesiones, lugar donde se realiza, vacaciones, y cualquier otro detalle que afecte al desarrollo de la psicoterapia.
Actitud del terapeuta
La actitud de un terapeuta varía en función desde que modelo trabaje. Desde el modelo psicoanalítico, el analista mantiene una actitud neutral y de reserva, que facilite el proceso transferencial. Desde el modelo humanista se destacaría la calidez personal, y desde el modelo sistémico se propone una posición equidistante en relación con las posturas de los distintos miembros de la familia.
Finalmente, el vínculo terapéutico es un factor de cambio esencial en toda forma de psicoterapia. La calidad del vínculo determina el tono emocional de la terapia, contribuye al grado de colaboración del paciente en la terapia y como consecuencia, el cambio en la manera de vivir y descubrir quien uno es y quien quiere llegar a ser. En definitiva, descubrir lo más íntimo y verdadero de uno mismo y estar cómodos con nuestro cuerpo y nuestra propia existencia.
“En la relación se darán nuevas experiencias que pueden re-escribir sobre la huella de las experiencias pasadas nuevos cauces y fuerzas, y como los investigadores de las neurociencias continúan demostrando la memoria emocional no se borra, se re-escribe sobre ella a través de experiencias repetidas; y en el ámbito humano, las experiencias dolorosa y patógenas que han dejado su huella indeleble en el pasado, pueden ser re-escritas en nuevas relaciones humanas que brinden nuevos cauces y cualidades para su experiencia. Son las nuevas experiencias de relación, en las que tienen lugar constantes puestas a prueba del vínculo, los que, a través de su constancia y repetición, crean nuevos circuitos neuronales que se sobreponen a los antiguos, debilitándolos hasta potencialmente borrarlos”. Ávila Espada