La menopausia es el momento en que la menstruación se suspende permanentemente. Los ovarios dejan den forma paulatina de ovular, así como de segregar la provisión cíclica de estrógenos.

Se produce una declinación en la producción de la hormona progesterona, que cada mes ha constituido el forro interior del útero, preparándolo para el óvulo fertilizado.

Estos cambios hormonales significan que ya no se es capaz de concebir. Mientras el cuerpo se ajusta al rápido decrecimiento de estrógenos, pueden experimentarse algunos síntomas incómodos. La menopausia generalmente ocurre entre los 48 y los 52 años.

Cambios biológicos

Los más comunes que pueden ocurrir son: bochornos o sofocaciones; resequedad vaginal, de la piel, de las uñas; caída del cabello; pérdida de la masa ósea; dolores de cabeza; flacidez en el cuerpo; baja energía y hasta afecciones cardíacas.

Cambios psicológicos

Entre los cambios psicológicos es posible encontrar: depresiones, irritabilidad, cambios de humos, insomnio, sentimiento de frustración y de fracaso, migrañas, pérdida de energía y carcinofobia (miedo al cáncer).

Mitos y realidades

El término de menopausia tiene connotaciones negativas, se asocia con un lapso de padecimientos que pueden persistir varios años y que terminan con la época reproductiva de las mujeres y que por lo tanto la devalúan dentro de las sociedades patriarcales. Es necesaria insistir en que no es una enfermedad.

Ahora a finales del siglo XX, ha predominado el valor de la juventud. Se considera que la mujer ya perdió el atractivo a los cincuenta años y esto repercute en su autoestima y su seguridad, porque ella también ha escuchado toda su vida estos mensajes.

El movimiento feminista ha insistido en que se vea la menopausia como un proceso biológico natural y en aprender que las mujeres no valen por tener un cuerpo delgado y juvenil, sino que en esta etapa tienen una parte de su vida por delante, enriquecida, con una gran capacidad para ayudar a su comunidad con sabiduría y espiritualidad.

Simone de Beauvoir se adelanta a su época en su libro El Segundo Sexo en el que concibe la menopausia como la posibilidad de autonomía y goce erótico de las mujeres sin el peligro y la angustia del embarazo, lo que ligado a la separación de los hijos y a la adultez las pone en posibilidad de plenitud.

La Gestalt puede resultar muy útil para desarrollar las potencialidades de las mujeres en edad mediana, cuando se enfrentan a los cambios propios de la menopausia.