Las polaridades en Gestalt son extremos de identificación. En la medida en que uno se identifica con un polo, alinea el otro polo como extraño a sí mismo. La integración requiere admitir ambos como propios, y el medio de conseguirlo una vez más, es la identificación con lo alineado. El resultado esperado es la instalación en ese punto cero de indiferencia, que permita identificarse hacia uno u otro lado según las exigencias de la situación (P. de Casso).

Hay miles de polaridades, algunos de los muchos ejemplos que se pueden trabajar en terapia son:

  • Debilidad-fortaleza
  • Feminidad-masculinidad
  • Rebeldía-obediencia
  • Responsabilidad-irresponsabilidad
  • Consciencia-inconsciencia
  • Flexibilidad-inflexibilidad
  • Etc.…

Desde la terapia Gestalt los psicólogos y psicólogas pueden trabajar estas polaridades con diversas técnicas, la más utilizada tal vez sea la técnica de la «silla vacía». Esta técnica consiste en intentar que estas dos partes desintegradas lleguen a integrarse a través del diálogo.

El trabajo terapéutico con las polaridades nos ayuda a reconocernos y aceptarnos como somos, con nuestras partes más brillantes y nuestras partes más oscuras.