Dejar atrás los días de verano, relajación, desconexión, disfrute y vacaciones no es tarea sencilla. Después de este periodo toca volver a la rutina y a veces cuesta más de lo previsto. Tanto es así que en torno al 35% de la población sufre síndrome postvacacional o también la mal llamada “depresión post-vacacional”.
Pero ¿qué es este síndrome? Se trata de una mala adaptación a la vida activa, es decir, aquella diferente a las vacaciones. Sin embargo, es importante con confundirlo con una desgana puntual.
Antes se denominaba depresión porque venía asociado a la tristeza, apatía, etc., sin embargo, algunas personas manifiestan también ansiedad y estrés, por lo que es mejor denominarlo síndrome que depresión.
Las personas más vulnerables a sufrir este síndrome son aquellas que no se adaptan bien a los cambios y no tienen demasiados estímulo o incentivos en su trabajo.
A nivel psicológico se pueden sentir algunos síntomas como falta de interés, tristeza, irritación… e incluso se pueden presentar síntomas a nivel físico como fatiga, falta de apetito o dificultad para la concentración. A todos nos cuesta volver a la rutina, pero si estos síntomas persisten durante más de 15 días, convendría solicitar ayuda psicológica.
Consejos para evitar el síndrome postvacacional
- Volver a la rutina poco a poco y fíjate objetivos realistas a corto plazo. No se puede pretender avanzar en todo el trabajo acumulado durante el verano.
- Adelanta unos días el regreso. Si estás de vacaciones en algún otro lugar, intenta no volver justo el día antes de trabajar, mejor una vuelta progresiva.
- Divide los periodos de vacaciones y no concentrar todos los días en un mismo periodo. Lo ideal, si se puede, es cogerse dos o tres semanas en verano y repartir el resto a lo largo del año.
- Planifica bien las vacaciones y practicar ocio activo: viajar, hacer turismo, hacer deporte…
- Incorpórate a media semana: Volver a trabajar un miércoles en vez de un lunes nos puede ayudar ya que la primera semana de trabajo será más corta.