Terapia con animales

La terapia con animales consiste en realizar un tratamiento terapéutico dirigido por un profesional que hace uso de animales para mejorar distintos aspectos del paciente, que pueden ser tanto físicos como emocionales, sociales o cognitivos.

Es posible hacerlo de manera individual o grupal, siendo los perros, caballos o delfines algunas de las especies más utilizadas, aunque se puede hacer uso de casi todas las que existen para ayudar a la recuperación de quien opta por este tipo de tratamiento. Los delfines, por ejemplo, suelen trabajar con personas con parálisis cerebral, autismo o síndrome de Down, entre otros.

El vínculo que se establece entre la persona y el animal aporta numerosos beneficios.

Los animales proporcionan sensación de seguridad, calman y relajan, y hacen que quien interactúa con ellos en estas terapias se sienta aceptado de forma incondicional.

Los animales no van a juzgar a nadie y, por eso, resulta muy útil para quienes se sienten vulnerables por determinadas situaciones o condiciones físicas, mentales y/o emocionales.

Terapia con delfines

Objetivos de la terapia con animales

La terapia con animales se efectúa para alcanzar determinados objetivos. En el plano físico, se busca mejorar movilidad, equilibrio y diversas habilidades motoras. Trasladado a la salud mental y emocional, quienes se adentran en estos tratamientos quieren, y de hecho así lo conseguirán, incrementar su capacidad de atención y concentración y mejorar su autoestima; lograrán, igualmente, que el nivel de ansiedad y sensaciones de tristeza, soledad o depresión se reduzcan notablemente.

Por otro lado, también se consigue ampliar el vocabulario; la memoria y el conocimiento se ven mejorados y la persona se encuentra más motivada y confiada, lo que hace que las relaciones con los demás progresen y se enriquezcan.

La relación que se crea entre la persona y el animal ayuda a desarrollar la empatía y a que transformen la forma que tienen de ver el mundo, con las consecuencias positivas que eso tiene para su propia autoestima y respecto a la comunicación emocional y las relaciones con otras personas de su entorno.

Desde niños hasta ancianos pueden llevar a cabo una terapia con animales. En el caso de los mayores, se suelen trasladar a los asilos para reconfortar a quienes no reciben visitas o se sienten más aislados; el animal les da cariño, es fiel y sincero con ellos, y así es posible tratar síntomas que puedan padecer relacionados con ansiedad, soledad, tristeza o depresión.

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