Psicología y cine caminan de la mano, llegando a crear la corriente conocida como filmoterapia. Durante el siglo XX, sobre todo en los inicios, el séptimo arte se convirtió en un espejo de los trastornos psicológicos más frecuentes y recurrentes en ese momento: adicciones, problemas mentales diversos, consecuencias psicológicas de las guerras mundiales, conflictos entre generaciones…
A través de historias proyectadas en la gran pantalla se puede reflexionar sobre ciertas debilidades del ser humano.
Conforme ha ido avanzando el siglo XX, el cine se ha hecho eco de nuevos problemas psicológicos pero desde una perspectiva más compleja, desinhibida e incluso con ciertos toques de humor (recuerda las películas de Woody Allen, por ejemplo).
A partir, de 1998 la Psicología comenzó a estudiar el funcionamiento del ser humano desde una perspectiva más positiva, el cine dio un pasó más allá y se empezó a conocer cuáles eran los beneficios psicológicos de esta disciplina artística y los profesionales de este sector comenzaron a darse cuenta de su utilidad como herramienta para tratar a sus pacientes en determinadas terapias.
¿Qué nos puede aportar el cine?
- Sumergirnos en una película implica un viaje, una desconexión, un tiempo para el descanso pero también para observar distintas situaciones que podemos aplicar en nuestro día a día y en la manera con la que afrontamos algunos cambios.
- Viendo una película somos capaces de enfrentarnos a nuestros propios miedos, nos ayuda a ser más conscientes de ellos, identificarlos y trabajar para afrontarlos.
- También puede ocurrir que durante la proyección descubramos la solución a un determinado problema que nos atormenta al vernos reflejados en un determinado personaje o situación que ocurre durante la trama, a través de la cual, al empatizar con el personaje, aprendemos de cómo toma sus decisiones y se enfrenta a los problemas.
- El cine es catarsis. Nos identificamos con los sentimientos que están experimentando los personajes, sus pasiones, sus temores… Si estamos viendo una película de miedo, acción o aventuras, por ejemplo, lograremos descargar muchas emociones y sentir cierto desahogo con ello.
- El cine son emociones. Nos relaja; nos sirve para motivarnos, para llenarnos de energía; nos hace reír, con todos los beneficios mentales y físicos que eso tiene; nos hace llorar; nos hace ser creativos en cuento a la forma de ver nuestra realidad; nos ayuda a replantearnos emociones negativas que nos pueden afectar más de lo debido e invita a una profunda reflexión.