Relato y pensamiento dualista

Resumen: El pensamiento fácil, está estrechamente ligado en su vertiente ética al pensamiento dualista. Estos instrumentos son inadecuados para el análisis del significado psíquico de la conducta humana. En la práctica clínica el psicólogo dinámico necesita para una escucha comprensiva del relato que oye, un esquema referencial operativo, que iremos progresivamente intentando mostrar, que es la base sobre la que se asientan sus intervenciones terapéuticas.

Han llegado a nosotros datos fragmentarios a través de los medios de comunicación, sobre la historia de Andreas Lubitz, que dejó tras de sí 150 víctimas, en la tragedia aérea de los Alpes franceses. En este artículo: http://www.doctologia.es/psicologia-psiquiatria/lubitz-no-estaba-loco-decidio-morir-matando/, el psiquiatra Vicente Ezquerro, apunta inductivamente hacia la existencia de una patología narcisista en Lubitz. El interés que ha despertado esta hipótesis, me servirá para ir desarrollando en artículos sucesivos esta problemática del narcisismo, que si bien en ocasiones se constituye como todo un trastorno de la personalidad, en otras ocasiones este término, narcisismo, es utilizado como algo constitutivo de la personalidad de todos los seres humanos y que forma parte del self (lo que constituye todo un motivo de confusión). En esta ocasión iremos introduciendo progresivamente elementos que nos ayuden a pensar e ir construyendo un mosaico que nos permita acercarnos a la problemática del trastorno narcisista de la personalidad, auténtico paradigma de la problemática derivada de este déficit de falta o ausencia de empatía; intentando por parte de la autora que nos sirva para aproximarnos a la génesis de este problema, arrojando sentido sobre el aspecto constitutivo y necesario del ser humano: nos constituimos como personas en las relaciones significativas, los humanos somos seres relacionales y, en definitiva, la base de lo humano, lo que nos salva del ensimismamiento, del atrapamiento de la imagen en el espejo, son los otros.

<< El drama del pensamiento dualista es que necesita dividir el mundo para designar el Bien y el Mal. Se demoniza al verdugo y se ensalza a la víctima. Se resaltan tanto esas categorías que se pierde de vista todo lo demás, lo cual anestesia el pensamiento. Porque cuando uno trata a las personas, las escucha y reflexiona con ellas, descubre que el verdugo es un esteta y buen padre de familia, o que la víctima puede utilizar el sufrimiento para legitimar una satisfacción sádica. Y eso es lo que resulta escandaloso. Nada está claro en sí, salvo si nuestro pensamiento crea categorías demasiado claras que detiene el pensamiento para designar la evidencia: él es el bueno; el otro es el malo. Este pensamiento fijista bloquea la evolución de las personas y de las ideas, impide describir al ser vivo con sus matices y, sobre todo, compromete a los individuos en una retahíla de certezas donde el malo, el loco, el criminal, el violento, el inmoral de “mala fe”, es el que no tiene el mismo pensamiento que yo. Así es como se gestan las guerras basadas en creencias >>. Cyrulnik (1)

La opinión pública queda muchas veces desconcertada ante sucesos trágicos como asesinatos o actos terroristas en las que la conducta de los asesinos, pone en cuestión la supuesta bondad humana. Recientemente, la noticia de la catástrofe provocada supuestamente, por la decisión de un piloto tristemente célebre, que elige la fama-infamia antes que la vergüenza, para él, de la mediocridad, ha vuelto a conmocionar las cómodas conciencias europeas.

Se nos pide a los profesionales de la psicología y psiquiatría una opinión que amortigüe el impacto emocional, ante hechos que hacen replantearse de qué somos capaces los seres humanos, o peor, en muchos casos se zanja la cuestión señalando la conducta como loca y cargando a los enfermos más denostados los esquizofrénicos, la responsabilidad de todo lo que no resulte fácilmente comprensible. ”Lo que no entiendo, pues no encaja con mis esquemas, es incomprensible, ¡asunto zanjado! y, es loco”. El pensamiento simple, (vago), consiste en afirmar con rotundidad   la incontestable verdad del dualismo: o cuerdo, o loco; o es de día, o es de noche, ¡pues, no!, cuando es de día se está haciendo de noche y a la inversa.

Este trágico suceso sobresalta y hace replantearse, cuestiones sobre la naturaleza de lo humano: ¿El hombre, nace, es “bueno por “naturaleza” (el buen salvaje) y la sociedad lo hace “malo”? o ¿es “malo por naturaleza” (“el hombre es un lobo para el hombre”) y la sociedad y la educación tienen que por este motivo procurar “domesticarlo”. Esto es reflejo del pensamiento rousseniano: la oscilación dualista entre el bien y el mal, subyacen en estos planteamientos y en estos momentos “en caliente”, no se pide análisis y reflexión, sino el bálsamo de la certidumbre de que todos los hombres somos buenos, los sanos, salvo los locos que son proclives por su locura a hacer actos malos.

Detrás de cada una de estas dos posturas ideológicas, antagonistas, se derivan múltiples aspectos de consideración que van desde distintas concepciones del castigo social,( la cárcel como castigo o la cárcel como reeducación), hasta la actitud y el enfoque terapéuticos, del profesional de la psicología/psiquiatría, en la práctica clínica, llegando hasta la problemática de la pericia psicológica, a la que se le pide una opinión profesional que avale un juicio moral, no sólo una opinión clínica que avale la responsabilidad o no del sujeto juzgado.

En la práctica clínica, los profesionales de la psicología y de la psiquiatría debemos enfrentarnos en nuestra práctica clínica con relatos justificativos de la conducta o bien al revés con relatos culpabilizantes. No deja de asombrarnos una importante división en los protagonistas de los relatos que nos narran:

  1. Para algunos, hechos insignificantes al escuchante del relato, explican para aquellos sus vidas calificadas por ellos como desgraciadas, resultado, según ellos, de hechos pasados y de las personas que los acompañaron, responsables activa o pasivamente, en sus vivencias de sus desgracias. Estas personas se vivencian, en su guión, como víctimas pasivas de un trágico destino; encontrándonos aquí todo un abanico de personas que van desde los que no tienen ninguna conciencia de su participación en los hechos ni de las repercusiones para los demás, pasando por los que sí la tienen, hasta los que utilizan estos antecedentes como coartada para sus actitudes abusivas y hasta explotadoras de los demás.
  2. En otras ocasiones escuchamos como acontecimientos “objetivamente” muy desgraciados por su importancia cualitativa o cuantitativa, en el transcurso de la vida del paciente, no son puestos en relación, cuando resulta casi obvio, como antecedentes que explicarían el devenir y sufrimiento actuales, pues no han sido por este significados como importantes y en algunos casos han sido vividos y calificados como.., ¡oportunidades que le sirvieron para madurar!

En el campo psicoanalítico también se da esta polémica entre dos concepciones del ser humano: I) la que partiendo del deseo de reconocimiento del ser humano, tema en el cual Lacan se extendió tanto, aparece en Kohut igual que en la escuela francesa, como una necesidad primordial y que enlaza con la tradición rousseniana de que el hombre es bueno y es pervertido por la naturaleza y II) la freudiana y la representada por Kernberg y avalada por Bleichmar y Leiberman, (2) : <<la negación de los aspectos tanáticos en el narcisismo, la psicosis y la perversión parece ser un hecho muy extendido culturalmente. En el fondo todos deseamos desterrar de nuestra mente los impulsos sádicos o destructivos. Para eso comenzamos negándolos en los otros. Quizá Kohut mezcle dos problemas: sin duda es necesario el amor a uno mismo, pero otra cosa diferente es el deseo de destrucción. Tradicionalmente se llamó narcisismo a lo último. El hombre no es ni ángel ni demonio, pero sí un poco de cada cosa. El hombre kohutiano nos parece inexistente. Ni la mejor crianza del mundo puede evitar en el hijo los celos o la arrogancia narcisista >>. Esta segunda concepción nos acerca de una manera más fácil a la comprensión de las personalidades narcisistas más patológicas a las personalidades fronterizas y a las psicosis, poblaciones objeto de estudio de Kernberg, pues “la maldad es constitutiva y esencia del ser humano”, y por tanto nada nos debe extrañar. De nuevo, el dualismo nos juega malas pasadas, Hegel no consigue desbancar a Platón en nuestra mente. Una dialéctica integradora se hace necesaria y como señalaba Winnicott, la salud mental tiene que ver con la capacidad del ser humano de tolerar la ambivalencia y las paradojas (3).

El psico-análisis ha evolucionado mucho dese sus orígenes, pero desde entonces hasta hoy, ha sido la avanzadilla del deseo humano que quiere aproximarse al saber, entender, dar significado a los distintos móviles y motivaciones de la conducta humana. Intentaré progresivamente revisar desde mi opinión, las aportaciones que considero más significativas para una mejor comprensión de la problemática del trastorno narcisista y de la importancia de la empatía como base de lo específicamente humano.

 

la foto

 

Psicólogos embajadores

BIBLIOGRAFIA

  1. Cyrulnik, B. (2004). “Del gesto a la palabra. La etología de la comunicación en los seres vivos”. Ed Gedisa.
  1. N,M, y Leiberman de Bleichmar. C, (1997). “El psicoanálisis después de Freud. Teoría y clínica”. Ed. Paidós.
  1. Lacruz, J. (2011). “Donald Winnicot: vocabulario esencial”. Mira editores.

 

Logotipo Europsy Logotipo FEAP