Practicar mindfulness durante la cuarentena puede ser una solución para mitigar la dureza del confinamiento.
La atención plena o el mindfulness, es un método que se desarrolla como un conjunto de técnicas de meditación, validadas científicamente, que se aplican realizando un protocolo concreto.
En nuestro centro de Psicoterapia La Sal en Madrid, la duración de nuestros talleres de mindfulness y meditación es de 8 sesiones, obteniendo resultados satisfactorios para reducir el estrés, la ansiedad, y una mejorara del estado de ánimo, la autoestima y el autocuidado personal.
¿Qué beneficios tiene practicar mindfulness regularmente?
Se ha demostrado científicamente que, si se practica mindfulness regularmente, existen incluso cambios a nivel cerebral. Mejora la atención y la concentración y la capacidad de introspección y toma de conciencia de nuestro mundo interno. Favorece el estar presente a través de la respiración, como vehículo para conectar con el aquí y ahora, y habitarnos conscientemente a través de ella.
La práctica del mindfulness durante la cuarentena
En nuestra sociedad, el modo de existencia es el hacer, la acción. Estos momentos de parada obligatoria, se constituyen en un símil de lo que sería pararnos ante la vida y practicar mindfulness como forma de sentirnos, de tomar conciencia de cada uno/a de nosotros/as.
Hemos pasado al ser, en un abrir y cerrar de ojos. Podemos aprender a practicar mindfulness y de esta manera favorecer la experiencia del ser, en vez del hacer.
En los primeros días de parar toda la actividad productiva surgieron multitud de actitudes para continuar en el hacer: cursos, conciertos, cine, visitas virtuales a museos. Es sorprendente y maravilloso, lo que el ser humano es capaz de hacer y de crear en momentos donde la sociedad ha parado por completo.
¿Qué sucede en nuestro interior cuando paramos?
Lo mismo que surge en los estados meditativos; al parar, seguimos automáticamente activos, internamente podemos sentir que, aunque queramos parar nuestro cuerpo y nuestra mente siguen activados, y esto sería lo habitual, lo contraproducente sería parar, y más en nuestra sociedad actual.
Siempre, los opuestos son beneficiosos, ya lo decía Perls (el fundador de la terapia Gestalt), con las polaridades; hay equilibrio e integración de los opuestos, no puede haber uno sin el otro. No es uno mejor que el otro: actividad y quietud.
Y, ¡qué momento para practicar la quietud, y para obtener múltiples beneficios para la salud! El mindfulness nos puede ayudar durante estos momentos de confinamiento para aprender a practicar el estar ante lo que nos está pasando de forma calmada, a situaciones y emociones que estamos experimentando. En definitiva, encontrarnos con nuestro ser.
A la pregunta, ¿entonces, la idea del mindfulness sería permanecer inmóvil y aislado del mundo durante la cuarentena? La respuesta sería, no. Los ejercicios de mindfulness son vividos inicialmente como algo así, pero solo durante un tiempo… Siempre se acaba regresando a la acción. La meditación en sí misma adora la acción, si no, no progresa. La quietud y la actividad se necesitan la una de la otra.
Lo más importante en la practica de mindfulness es tener una actitud de no juicio ante lo que estamos experimentando y no esperar nada, no querer alcanzar objetivos. El mindfulness no fomenta ser ambicioso, lo contrario, practica la humildad, el ser, y aceptar lo que somos.
Pautas para comenzar a practicar mindfulness
Las pautas serían mantener el cuerpo inmóvil; guardar silencio, no controlar los pensamientos, dejarlos llegar, y dejar que tu conciencia se relaje, la atención dirigida hacia la respiración, y permanecer en ese momento acompañando a nuestros pensamientos, emociones y sensaciones únicamente con el acompañamiento y la atención puesta en nuestra respiración.
No hay que analizar el instante presente, sólo probarlo, sentirlo, con todo el cuerpo, sin palabras. Sólo sentir, conectarse… Podría resumirse en, cultivar una mente sensitiva frente a una mente analítica.
Conviene tomarnos el tiempo necesario para sentir lo que experimentamos en nosotros/as, para conectarnos sin prisas con nuestro estado emocional. Ahora podemos profundizar en nosotros/as mismos/as, observar como me relaciono conmigo mismo/a, con mis amistades, con mis compañeros/as, con mi pareja, con mi familia. Ahora que tengo más tiempo para mi, puedo observar si me lo dedico, si me sé cuidar, como llevo el contacto conmigo sin distraerme. Ahora sería un momento para pararse a mirar…
¿Para qué conectarnos con lo que experimentamos en nosotros/as mismos/as?
Desde la introspección tranquila y curiosa en la calma y el reposo, podemos observar cuándo estamos doloridos; tristes, inquietos, nerviosos, enfadados… No se trata de modificar lo que sentimos, ni tratar de calmarnos; al principio. Se trata de hacernos conscientes de lo que sentimos, nos acompaña la respiración y la atención puesta en ella, para seguir observando lo que nos sucede, nos permite ver, aceptar nuestras emociones dolorosas, y al poder atravesarlas, ya ese hecho es esclarecedor, alivia y conseguimos, si es así, aceptar nuestra nueva realidad y entonces es cuando: atravesamos la nube, que no había nada sólido en su interior, y saldrá de nuevo el Sol.
En estos momentos tan difíciles, en los que nos encontramos todos los seres humanos a nivel mundial, nuestra capacidad de querer controlar los hechos que suceden en la vida, se ha visto limitada por las restricciones que el virus impone a la sociedad. Esta incertidumbre general, nos coloca ante un hecho esencial de la existencia: el no control de todo lo que nos pasa.
Desde el mindfulness se tiene en cuenta este no control de aquello que experimentamos como modo de relacionarnos con nosotros/as mismos/as. Normalmente, los seres humanos tendemos a evitar lo que nuestra mente etiqueta como negativo y a quedarnos con lo agradable y positivo ejerciendo un control sobre lo que nos sucede. En ese control de lo negativo, pueden aparecer resistencias a querer transitar la experiencia aumentando y/o manteniendo el malestar.
El mindfulness lo que permite es transitar lo negativo o desagradable sin juicio y con aceptación, permitiendo el conectar de manera plena y vivir el desarrollo de toda la experiencia siempre transitoria, sin evitar ni poner resistencias de más.
Así pues, la práctica de mindfulness para tiempos difíciles sería un recurso de autocuidado personal para examinar pacientemente nuestra experiencia del presente con suavidad, aunque resulte dolorosa y complicada, aceptando que es incomprensible, incontrolable, y aprendiendo a observar mejor este mundo, también doloroso y complicado. Aprendemos a pensar mejor, con algo más de justicia, y claridad…
“No intentar no sufrir ni sufrir menos, sino que el sufrimiento no nos altere.”
Simone Weil
Los grupos durante la cuarentena se están desarrollando online. Disponemos y te ofrecemos un espacio para poder compartir experiencias y tener contacto con nuevas miradas y ofreciéndote así poder salir del aislamiento, siempre desde el cuidado y el no juicio ni a uno/a mismo/a, ni a los/as demás.